18 diciembre 2006

Vicente Rojo y el Profesor P.D.

Al salir del despacho esta noche encontré que un grupo de damas de buen corazón habían montado un rastrillo benéfico en el local vacío de lo que fue una tintorería clásica. En una mesa grande había un considerable acúmulo de libros entre los que, para mi sorpresa y a dos euros el ejemplar, topé, además de con un volumen con varios tomos de las memorias de Baroja y el clásico de Stanley Payne sobre los militares y la política en la historia de España, con una edición casi intacta del librito "España heroica. Diez bocetos de la guerra civil española", del General republicano Vicente Rojo. Hasta aquí un hecho puramente agradable.

Una vez en casa reparé en que el libro de Vicente Rojo estaba dedicado a quien fue su propietario: 'Para el profesor P. D., testimonio de admiración y afecto. Con un abrazo. Vicente Rojo'. Dedicado por Vicente Rojo. Me quedé estupefacto, y más al comprobar que, aunque la firma manuscrita no era demasiado legible, se parecía mucho a la del autor que aparece en tercera página del ejemplar bajo una foto suya. Sin embargo, al estar datada la edición en 1975, el Vicente Rojo que lo regaló y dedicó no podía ser el General, muerto algunos años antes.

Llevado por la curiosidad y con la ayuda de internet supe en minutos que el destinatario del recuerdo, el profesor P. D., fue un celebrado cirujano y catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, y que no hacía ni un año que había fallecido anciano. Se conoce que a sus herederos la biblioteca del médico les traía sin cuidado, lo mismo que el afecto que le tuvo Vicente Rojo, de quien por el buscador Google, después de complicadas combinaciones con las palabras Vicente Rojo General Hijo Médico Cirujano Compostela, adiviné que se trataba de uno de los hijos del General, médico, llegado a finales de los años 60 a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid procedente de algún lugar de latinoamérica al que le llevó el exilio familiar. En cierto punto de su carrera se encontraron los dos facultativos y el hijo del militar regaló al gallego la obra de su padre.

Por mi conocimiento de la ciudad y de su primitiva y acusada estratifición social, no sería extraño que la viuda del galeno, si deja, organice, sino este rastrillo de caridad, cualquier otro. Y que quizá conserve la biblioteca del cirujano, pero se haya deshecho del libro de Vicente Rojo, el General que humilló a Franco -como se ha escrito de él-, el Jefe del Estado Mayor Central de la República Española, por motivos un tanto inconfesables.